Monday, December 23, 2013

Must be a devil between us


Sin mucha cabeza para escribir, aquí unas pocas líneas:

1989

A record that blew my mind

Doolittle de los Pixies.

In it, this song.






Maybe in a different universe, maybe in a different time...

Sunday, December 22, 2013

Push it farther, yeah, we know


¿Los Smashing Pumpkins?






No, dos cortes del álbum Bug (1988) de Dinosaur Jr.

Push it farther, Billy!

Wednesday, November 27, 2013

Dressed in black again


La necedad monocroma de mi vestimenta me ha legado un montón de anécdotas curiosas y cientos de malentendidos. Entre ellos, recuerdo con honesto cariño a un colega ofreciendo sus condolencias por lo que fuera me hubiera sucedido durante el temblor de 1985, en México, mientras atendía una ceremonia conmemorativa en el patio del colegio en que trabajábamos.

La mayor de las confusiones, sin embargo, hace que las personas que poco me conocen asocien mi apariencia con la de los miembros de la llamada subcultura Dark o Gótica. Lo cual, a su vez, provoca que se escandalicen cuando llego a usar una prenda de otro color. Yo digo que me hace falta muchísimo maquillaje para ser "adoptable" por tal grupo y, a veces, cuando estoy de buen humor, explico que en todo caso soy Glam "a la Bauhaus". Osea, que soy demasiado pobre para pedir a Kansai Yamamoto que diseñe para mí y, aparte, terriblemente self-conscious como para sentirme cómoda usando lentejuelas al viajar en el metro.

Pero el lado B de la historia nunca lo cuento y es, nada menos, que una colección de rolas muy amadas que va aumentando de a poco. La favorita, por supuesto, a cargo de The Smiths:


Friday, October 18, 2013

And when a train goes by


Me gustan mucho las palabras que tienen en su origen una onomatopeya. Me encanta poder decir que los gatos maúllan y ronronean, aunque en inglés suena mucho más bonito (because they meow and purr). Así que, inevitablemente, la música que pretende recrear sonidos del mundo alrededor me resulta adorable.

Tres ejemplos hermosos son "Sky Train" (1983) de The Creatures, "Nowhere Fast" (1985) de The Smiths y "Kundalini Express" (1986) de Love and Rockets que, como puede sospecharse por los títulos de la primera y la última, tienen una base rítmica montada sobre la "onomatopeya" de un tren.

"Sky Train" es la más extrema de estas rolas pues el rollo con The Creatures era tratar de crear atmósferas complejas con una potencia casi ensordecedora a partir de dos únicos recursos (bueno, más el mixing y uno que otro instrumento exótico): la maravillosa voz de Siouxsie Sioux y la bestialidad de las percusiones a cargo de Budgie (Y cuando digo bestialidad, lo digo en serio, el tren de esta canción lo atropella a uno).

"Nowhere Fast" tiene una vibra más country, pero en las percusiones y el bajo transita aquella máquina a la que Morrissey describe como poseedora de un triste sonido. Supongo que como muchos otros compositores británicos, sin el privilegio de haber nacido en Londres y aparentemente condenados a la vida de las ciudades industriales, Morrissey también soñaba con su escape de Manchester cada vez que escuchaba un tren pasar.

"Kundalini Express" es la más cínica (No podía ser de otra forma viniendo de Love and Rockets). La letra de la rola hace un mash up bastante cómico entre la imagen del famoso Expreso de Oriente y la "filosofía" del Yoga Kundalini. El resultado es un tren capaz de llevarte al Nirvana si es que te atreves a subirte en él a pesar del distorsionadísimo rugido que emite. Rugido cortesía, por supuesto, de las guitarras de Ash y las percusiones de Haskins.

Pero ya que he mencionado a Daniel Ash y compañía, no puedo evitar adelantarme un poco en el tiempo e incluir un bonus track. Quizá la más impresionante onomatopeya musical que haya escuchado: "Motorcycle/I Feel Speed". Cuarto y quinto cortes del álbum Love and Rockets de 1989 aunque, realmente, una única pieza. De nuevo, los Rockets hacen de las suyas. La letra de la canción presenta a un vato al que le encanta andar en su motocicleta porque lo hace sentir libre ("aunque no vaya muy rápido"). Gracias a la textura de la segunda parte, no puedo evitar imaginar al protagonista en pleno alucine químico mientras corre por alguna calle europea montado en una Vespa, aunque la atascadez de los instrumentos en la primera parte intente convencer de que está soñando con una Harley.

Sea como sea, también puedo imaginarme a Ash como un niño cuyo pasatiempo favorito era robar las cazuelas de la cocina para hacer ruidos experimentales, y a su madre, desesperada, persiguiéndolo por toda la casa para tratar de callarlo hasta que, eventualmente, decidió comprarle un saxofón. Pésima idea, el ruido fue peor (escucharlo en el sax con todas sus bandas, sobre todo con Bauhaus, es un viaje). La pobre mujer, entonces, trató de sobornarlo con una guitarra. No sabía lo que hacía... Seguramente se quedó sorda, mientras que un montón de fanáticos harapientos y embarrados con delineador negro, descubrimos que dicho instrumento es mucho más poderoso que cualquier motocicleta y que cualquier tren.

Las rolas:

Trains

Adenda 19/03/2014

El tren en que viajé el viernes pasado y que había olvidado por su fineza: "Trans-Europe Express" (1977) de los siempre asombrosos Krafwerk.

¡Pu, pu!

Wednesday, October 16, 2013

Saturday, July 20, 2013

Oh, how I love you!


Esta nota es un viaje en el tiempo, al menos para mí que he vivido en los ochenta desde el inicio de este año. Como había escrito antes, me embarqué en un curso en línea sobre la historia del Rock. He terminado la primera parte y ahora voy en la segunda semana de su continuación. Durante el bloque de clases que lo inauguró, el profesor, fantástico-soy-tu-fan-John-Covach, nos recetó un montón de álbumes que he estado escuchando de a poco (sobre todo porque algunos géneros no me agradan tanto). El que elegí para comenzar con mi tarea fue Days of Future Passed (1967) de The Moody Blues. La razón, una de las canciones que incluye me encanta, pero siempre me había ocasionado conflicto que así fuera. Es una love song, a primera escucha súper melosa que, para rematar, tiene unos arreglos de cuerdas casi tan bombastic como los que llegaría a hacer en un futuro Marc Bolan. 

Bueno, en realidad lo escogí porque el profe explicó que este disco podría considerarse algo así como "Proto-progresivo", en el sentido de que tiene un concepto, un explícito recurso a la música clásica y un fuerte uso del mellotron, proporcionándome, entonces, un pretexto perfecto para escuchar sin culpas mi inexplicablemente querida "Nights in White Satin". 

Mientras lo programaba en Grooveshark, me encontré con la historia de que el álbum surgió tras la petición de Decca Records a la banda para armarse una reinterpretación de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák, con el fin de presumir las novísimas técnicas de grabación en estéreo de su división Deram. The Moody Blues, decidió no hacer caso a la solicitud y presentó, en su lugar, un ciclo de canciones sobre un día de trabajo. Al parecer, esta historia es una leyenda pero el Rock, en buena medida, es fascinante por estar lleno de ellas, así que esto ocasionó que mi tarea de escucharlo fuera más urgente.

El corte inicial es una extravagancia orquestal titulada "The Day Begins", a la que le toma casi veinte segundos comenzar a ser audible y que, en la marca del minuto con treinta, introduce la frase con las notas características de "Nights in White Satin", mismas que se repiten con mayor grandiosidad alrededor de los dos minutos con veinte, para establecerlas como leitmotiv de la obra. A los cuatro minutos, entra una voz que describe a la luna y sus efectos en la percepción en sus últimos momentos antes de la salida del sol. Los versos: "Cold hearted orb that rules the night, Removes the colours from our sight, Red is gray and yellow white. But we decide which is right, And which is an illusion?" son las primeras líneas que se escuchan, y serán también las últimas cuando "The Night: Late Lament" cierre el álbum.

La luz del sol es anunciada por una balada de nombre "Dawn: Dawn Is a Feeling" que promete un día de mil años, lleno de esperanza. "The Morning: Another Morning" pinta un retrato casi bucólico de niños jugando en los parques, cerca de estanques llenos de peces, tras parodiar una marcha militar con todo y su llamado a formación, cortesía de una trompeta. "Lunch Break" es una suerte de "reprise", a bastante más velocidad, de la pieza anterior donde se aprovecha para insertar motivos de "Dawn Is a Feeling". Un silencio introduce "Peak Hour", una de las canciones más duras y psicodélicas del disco. En ésta se detalla el sin sentido de las multitudes corriendo de un lado a otro durante la "hora pico", mientras el narrador les pide recordar que, por mucho esfuerzo que pongan en ello, no será posible que le ganen al tiempo; que su prisa es sólo una convención bastante ridícula. "The Afternoon: Forever Afternoon", otra rola psicodélica, permite una pausa en el día; un momento de reflexión y de disfrute con la naturaleza. "The Afternoon: (Evening) Time To Get Away", celebra el término de un día de trabajo, pero no sin dejar un cierto dejo de amargura respecto a lo vacío que resulta un esquema de vida en que la labor está fundamentalmente dirigida al consumo de bienes. Psicodélica también, por supuesto, y con muchos matices que evocan a The Who. "Evening: The Sunset", con armonías medio orientales, regresa la mirada a la naturaleza, a los planetas en el cielo, a las sombras silenciosas. "Evening: Twilight Time", rockerísima y posiblemente inspiración para algunas de las rolas más representativas del Pink Floyd de Barrett, invita a disolverse en la fantasía, en el baile; a llenar de sueños el aire, ya sin la necesidad de esconderse de la luz. "The Night: Nights in White Satin", G L O R I O S A. El corte que suma las frases más bellas de las partes orquestales del disco, sin dejar de ser, por ello, una canción capaz de llegar a las cimas de las listas de popularidad. Aunque no en la fecha de su lanzamiento, despojada de varios minutos de su belleza, sino en 1972, íntegra, luego de que canciones como "Hey Jude" de los Beatles o "Layla" de Derek and the Dominos hubieran enseñado al público que un "sencillo" puede durar más de tres minutos. 

Esta canción incluye además "Late Lament", cuyas últimas líneas he citado y me hacen cuestionarme si "Nights in White Satin" es simplemente una canción de amor. Justin Hayward ha dicho que la escribió a los diecinueve años (dos años antes de grabarla), que su inspiración fueron unas sábanas de satén, obsequio de uno de sus amigos. También, (más de cuarenta años después de su lanzamiento) que la escribió en un periodo en que se encontraba saliendo de un romance para entrar a otro. Sea cual sea la historia, la posición que ocupa dentro de la obra completa enriquece su sentido. Yo me atrevo a imaginar que la estrofa que en dos ocasiones conduce al sentidísimo coro es la respuesta implícita a la pregunta con la que saluda y se despide el álbum:

- But we decide which is right, and which is an illusion?
- Beauty I'd always missed with these eyes before, just what the truth is I can't say anymore. 'Cause I love you. Yes, I love you. Oh, how, I love you!

¿Qué tal si el histérico "Oh, how I love you!" estuviese dirigido a la luna; a esa amante blanca y fría como el satén? ¿Qué tal si ese grito fuera una súplica que intenta convencer a la noche de volverse eterna y preservar a su súbdito en la ilusión, sin tener que enfrentar el hecho de que otro día del futuro ha pasado?

Pick your poison. En mi caso, decido dejar de desconfiar en mis instintos y dedicarle ese coro al cofre que engalana. "Yes, I love you." Days of Future Passed, estoy enamorada.

Wednesday, July 17, 2013

Your son's coming out


Esta semana redescubría el álbum Hounds of Love de Kate Bush (1985). A la tercera vuelta, conmovida como cada vez que lo escucho, decidí leer las letras con atención. Todas ellas son asombrosas. Ligadas, (al menos las que aparecen en el lado B) construyen un concepto en el que los recuerdos son la única herramienta para sobrevivir una noche en soledad, flotando en el agua, mientras se espera la luz del día y el rescate. Aunque fuera de esta idea, la canción que abre el disco,"Running Up That Hill", es una obsesión permanente, no importa que la sepa de memoria, siempre que me encuentro con sus notas puedo sentir lágrimas agrupándose detrás de mis ojos (incluso si se trata del cover de Placebo). Sin embargo, en esta ocasión mi principal interés era recordar la letra de "Cloudbusting". Curiosamente, la página de Internet donde la estaba leyendo incluía una valiosa nota al final, en la que se explicaba que dicha canción era un relato sobre el arresto de Wilhelm Reich desde la perspectiva de su hijo Peter.

Ya que mi profesión hace que este personaje (al que Freud y otros tantos científicos de la época le dieron hasta con la cubeta por sus extravagantes ideas) no me sea desconocido, continué investigando hasta que me enteré de que el vídeo para la canción había sido concebido (no dirigido) por Terry Gilliam y que en él aparecía Donald Sutherland interpretando a Wilhelm Reich, mientras Kate Bush tomaba el rol de Peter. Por supuesto, la sumatoria de nombres me obligó a buscarlo de inmediato. Y sí, ya sé que con harta frecuencia, como buena víctima del síndrome de Stendhal, lo que mejor me viene hacer es llorar, pero creo que no había reventado de esa manera desde que vi Melancolía de Lars Von Trier por vez primera.

¿Pero qué diablos tiene la combinación entre la canción y las imágenes para tronar a quien suscribe como una ramita seca? Simple, la relación entre un padre y un hijo que súbitamente se ve interrumpida.

No tan simple, una melodía hermosa en la que el "beat" es marcado con un chelo; una voz que inspiraría a cantantes tan extraordinarias como Sinead O'Connor o Tori Amos, más la riquísima imaginación de Gilliam para darle forma a esa relación: Ambos personajes suben a una colina llevando una extraña máquina. El famoso artilugio con el que Reich pretendía manipular la energía del Orgón para hacer llover. El "cloudbuster" es preparado. Entonces, una ruptura en el tiempo emerge. Peter/Bush mira un auto negro aproximándose y, en el siguiente corte, a través de la ventanilla trasera del auto, Wilhelm/Sutherland hace una seña a su hijo que parece indicarle no preocuparse. Asustado, Peter camina hacia atrás y tropieza con su padre a quien abraza con fuerza. Gracias a este abrazo, Peter encuentra en la bolsa del saco de Reich un libro titulado A Book of Dreams, cuyo autor será nada más y nada menos que el Peter del futuro. Dicho libro, por cierto, inspiró la canción de Bush en primera instancia.   



Después, se muestra a Wilhelm Reich enseñando a Peter a operar la máquina. Las nubes se acumulan en el cielo. Reich se retira a la granja e intenta escribir en su estudio. En esta secuencia se intercalan los "recuerdos" de las múltiples ocasiones en que Peter lo acompaña, pero su dulzura es oscurecida por aquella premonición reflejada en el rostro intranquilo de Reich.

El tiempo vuelve sus goznes. El auto negro llega. Peter es testigo desde la colina y corre hacia la granja para ayudar a su padre. Un par de hombres apresa a Reich, otros se quedan atrás para destrozar sus notas. Peter alcanza al auto sin lograr siquiera interponerse en su camino. La seña críptica del padre cobra sentido. Peter regresa a la colina y activa la máquina. Las nubes se agrupan de nuevo. La lluvia se desata. Reich festeja en el auto. Peter ríe bajo la lluvia. 

La letra:

I still dream of Orgonon.
I wake up cryin'. 
You're making rain, 
And you're just in reach, 
When you and sleep escape me.

You're like my yo-yo 
That glowed in the dark. 
What made it special 
Made it dangerous, 
So I bury it 
And forget.

But every time it rains, 
You're here in my head, 
Like the sun coming out- 
Ooh, I just know that something good is gonna happen. 
And I don't know when, 
But just saying it could even make it happen.

On top of the world, 
Looking over the edge, 
You could see them coming. 
You looked too small 
In their big, black car, 
To be a threat to the men in power.

I hid my yo-yo 
In the garden. 
I can't hide you 
From the government. 
Oh, God, Daddy- 
I won't forget.

'Cause every time it rains, 
You're here in my head, 
Like the sun coming out- 
Ooh, I just know that something good is gonna happen. 
And I don't know when, 
But just saying it could even make it happen.

It's you and me, Daddy.
It's you and me... Daddy-
It's you and me... Daddy-

And every time it rains
You're here in my head
Like the sun coming out. 
Your son's coming out.
Ooh, I just know that something good is gonna happen. 
And I don't know when, 
But just saying it could even make it happen.

Ooo-ohh, just saying it could even make it happen.

I'm Cloudbusting Daddy.

Your son's coming out.
Your son's coming out.

El vídeo:




(Copyright Kate Bush)


Wilhelm Reich murió a causa de un ataque cardíaco la noche anterior a su audiencia para solicitar libertad bajo palabra, luego de haber cumplido un tercio de sus dos años de condena. Seis toneladas de sus libros, diarios y artículos fueron incinerados.

Monday, July 15, 2013

Look me in the eye


Además de la lista de álbumes que comencé con la nota anterior, debería hacer otra: la de los discos que he redescubierto gracias al ejercicio de recorrer cronológicamente mi colección. Después de mucho tiempo de olvido, hay varios que me sorprenden y no puedo creer que no los tuviera siempre presentes. Me vienen a la mente, por ejemplo, Marquee Moon de Television (1977), el homónimo de Killing Joke (1980), el asombroso Mask de Bauhaus (1981), More Fun in the New World de X (1983), entre otros tantos. No obstante, por el momento, me limitaré a escribir un poco sobre los cuatro que corresponden al año 1984.

Three of a Perfect Pair de King Crimson

Debo admitir que el Rock Progresivo no es un género que llame demasiado mi atención. Aunque aprecio el virtuosismo de algunos de sus representantes, debo encontrarme en un estado de ánimo cercano a lo contemplativo para verdaderamente disfrutarlo. En términos generales, la complejidad de las composiciones no me atrapa y tiendo a distraerme. Las letras tampoco suelen ayudar. A veces, las combinaciones místico/filosóficas que presentan me resultan muy vagas para identificarme. Otras veces, sus narrativas me parecen rayar en el melodrama. Para resumir, raras son las ocasiones en que se me antoja escuchar un álbum de Progresivo, a menos que se trate de alguno de Pink Floyd, Rush o King Crimson.

Ahora, a pesar de que el virtuosismo que cada uno de los integrantes de Pink Floyd es/era capaz de desplegar no puede negarse, nunca fueron una banda que apuntalara su trabajo en esa habilidad. Es atípica en ese sentido; con raíces más profundamente sumergidas en el rock tradicional y su evolución hacia la psicodelia. Quizá por eso me dice tanto. Rush, también es una banda atípica pues, mientras mantienen un pie en las características que permiten considerar al Progresivo un género como tal, el otro lo tienen firmemente plantado en el Heavy Metal y, bueno, en algún momento de mi adolescencia fui una suerte de "metal head". 

Es curioso, sin embargo, que en el caso de Pink Floyd sean las letras lo que me haya enganchado a ellos (Aún puedo recitar de memoria The Wall (1979) en su totalidad -otro de los discos "which blew my mind"), y en el caso de Rush la música, con las extraordinarias armonías vocales de Geddy Lee incluidas. De hecho, en la medida en que no ser un hablante nativo del inglés me lo permite, prefiero no prestarle mucha atención a las letras de Rush. Con todo y que es posible encontrar verdaderas novelas de CF rondando en ellas, suelen decepcionarme por su candidez. 

Pero toda regla tiene una excepción y esa, para mi, es King Crimson. No importa que deliberadamente evite varios de sus discos por serme impenetrables o que In the Wake of Poseidon (1970) me aburra por su fuerte parecido con el álbum debut, no puedo olvidar el asombro de mi primera escucha de In the Court of the Crimson King (1969), ni puedo evitar que, por temporadas, alguna otra de sus obras me enamore y se convierta en una de mis acompañantes favoritas. Mi romance anterior fue con Red (1974), particularmente con "One More Red Nightmare", pero ahora Three of a Perfect Pair, viene a triangular la historia.

El bajo de Tony Levin es irresistible; Adrian Belew es mi consentido de todos los genios que han fungido como vocalistas de la banda (y sus guitarras no son opacadas ni por las de Fripp); "Three of a Perfect Pair" está demasiado cercana como para que no la cante; "Man With an Open Heart" tiene la combinación ideal entre ironía e idealización, más un toque oriental que se desquicia al ser interpretado por la banda; "Dig Me" con su metálica prosopopeya que hace a un automóvil suplicar por su vida, mientras describe el tristísimo paisaje de la obsolescencia; las piezas instrumentales son fascinantes, sobre todo el retorno de "Lark's Tongues in Aspic". ¿Cómo no amar este disco? ¿Cómo tolerar el decir de los conocedores que insisten en darle al Discipline (1981) el lugar del único trabajo importante de King Crimson durante los ochenta? 

Ocean Rain de Echo and the Bunnymen

Este es el álbum que contiene "The Killing Moon" y bastaría con decir eso, si esta canción no estuviera acompañada también por "Nocturnal Me" y "Ocean Rain". Nada mal para un disco cuya calidad fue tan cuestionada tras su lanzamiento.

The Smiths (homónimo)

Una palabra, y tendrán que perdonar mi francés: huevos. No cualquiera se atreve a abrir un disco, y mucho menos el debut, con una canción como "Reel Around the Fountain". La letra, sardónica, inteligente, como todas las que escribe Morrissey, retrata las consecuencias de la seducción en la psique de un chico y, a pesar de que el abuso sexual está implícito, es lo suficientemente críptica como para montar al escucha en los avatares del deseo, sin que interese lo retorcido que este pueda ser. No se logra lo mismo con "The Hand That Rocks the Cradle" que, con toda su sutileza, es espeluznante. 

Tampoco cualquiera se atreve a cerrar un álbum, haciendo referencia a uno de los episodios más vergonzosos en la historia reciente del lugar donde se publica. "Suffer Little Children" relata los llamados "Moor murders" acaecidos en Manchester durante los sesenta. Cinco niños desaparecidos; por lo menos cuatro de ellos, abusados; asesinados todos por una pareja con su propia historia de violencia a cuestas. Para la fecha en que The Smiths publica la canción, sólo los cuerpos de tres víctimas habían sido recuperados, situación que fue motivo de ridículo para la autoridades de la ciudad.

¿Hace falta más actitud? ¿Qué tal incluir un sencillo ("Hand in Glove") que ya había fracasado en las listas pop y a después de ese gesto repetirlo, como si de una venganza ante el mal gusto se tratara, en cada colección de éxitos? O lo escuchas, o lo escuchas. Hasta que la frase "the sun shines out of our behinds", se convierta en la manera natural para describir un instante de singular felicidad. 

Mi consentida es "Still Ill" y ahí va la letra:

I decree today that life 
Is simply taking and not giving 
England is mine - it owes me a living 
But ask me why, and I'll spit in your eye 
Oh, ask me why, and I'll spit in your eye 
But we cannot cling to the old dreams anymore 
No, we cannot cling to those dreams 

Does the body rule the mind 
Or does the mind rule the body ? 
I don´t know....

Under the iron bridge we kissed 
And although I ended up with sore lips 
It just wasn't like the old days anymore 
No, it wasn't like those days 
Am I still ill ?
Oh ... 

Does the body rule the mind 
Or does the mind rule the body ? 
I don´t know...

Ask me why, and I'll die 
Oh, ask me why, and I'll die 
And if you must, go to work - tomorrow 
Well, if I were you I wouldn't bother 
For there are brighter sides to life 
And I should know, because I've seen them 
But not very often ...
Under the iron bridge we kissed 
And although I ended up with sore lips 
It just wasn't like the old days anymore 
No, it wasn't like those days 
Am I still ill ? 
Oh ... 

Sí, siempre estaré enferma del síndrome The Smiths.

Adenda: Incluyo a este disco en la lista de los redescubiertos, pues los que me enfermaron (and blew my mind as well) fueron The Queen Is Dead (1986), Strangeways Here We Come (1987) y la compilación de sencillos y lados B Louder Than Bombs (1987).

Let It Be de The Replacements

Dejé este disco para el final de la nota ya que se trata del relámpago que me tiró en el sillón y me tuvo a todas horas cantando varios de sus cortes. Esta maravilla es la renuncia de The Replacements a la seguridad de haberse posicionado como representantes del hardcore. Es un álbum con influencias tan diversas como el blues de Chicago y el metal. Es un álbum de crecimiento, no únicamente en el sentido musical sino también por los tópicos de sus letras. Es el álbum que se convertiría en clásico para la banda (aunque el siguiente, Tim (1985), en algunas listas pretenda robarle ese privilegio).

No puedo decir mucho sobre él. Para variar, no me alcanzan las palabras. Se me ocurre, por ejemplo, que este es el álbum que hay que escuchar si alguna vez fueron adolescentes angustiados, de esos que sentían que no encajaban en ningún sitio, y crecieron soñando que alguna vez eso cambiaría sólo para encontrarse, quince años más tarde, en el mismo estado, cargando además una terrible decepción frente a todo lo que creían. O no, mejor no hay que escucharlo porque, si no se han convertido en cínicos entonces van a llorar.

Creo que vale cada lágrima, sin embargo.

Las más lloradas:

"Androgynous" y "Answering Machine"

La tortura ineludible (es demasiado bella para querer huirle al masoquismo):

"Unsatisfied"

Look me in the eye
Then, tell me that I'm satisfied
Was you satisfied?
Look me in the eye
Then, tell me that I'm satisfied
Hey, are you satisfied?

And it goes so slowly on
Everything I've ever wanted
Tell me what's wrong

Look me in the eye
And tell me that I'm satisfied
Were you satisfied?
Look me in the eye
Then, tell me I'm satisfied
And now are you satisfied?

Everything goes
Well, anything goes all of the time
Everything you dream of
Is right in front of you
And everything is a lie/And liberty is a lie

Look me in the eye
And tell me that I'm satisfed
Look me in the eye
Unsatisfied
I'm so, I'm so unsatisfied
I'm so dissatisfied
I'm so, I'm so unsatisfied
I'm so unsatisfied
Well, I'm a
I'm so, I'm so unsatisfied
I'm so dissatis, dissatis...
I'm so

Y la música, las guitarras. La voz de Westerberg, los énfasis y los cambios de tono; la desesperación de la garganta cerrada. La profecía de aquel otro desesperado, Kurt Cobain, adelantada casi un lustro. Sí, mejor sí hay que escucharlo.

Tuesday, July 09, 2013

Records That Blew My Mind. Part 1


Con el título de esta nota quiero referirme a un fenómeno muy particular, aunque frecuente en mi relación con la música. Hay ciertos álbumes que, tras haberlos escuchado por vez primera, me han dejado con la sensación de que algo ha cambiado dentro de mí. Es una sensación difícil de explicar, pero por aproximación puedo decir que el entendimiento, tanto de mis propias emociones como de las imágenes que construyo sobre el mundo, se modifica. En algunas ocasiones (regreso a mi metáfora predilecta) la experiencia se parece a un episodio de iluminación. En otras, ese disco, o una de sus canciones, se convierten en algo sin lo cual ya no podría vivir. Las palabras de una letra en particular se convierten en mis palabras. A veces aparecen patrones que me permiten hacer conexiones entre periodos o géneros diversos. A veces también me siento impelida a revisitar una obra literaria o un concepto filosófico. El caso, es que me queda la certeza de que no soy la misma persona. Por eso, cuando digo que algo entra en la categoría de mind blowing es bastante serio.

Quizá, con el tiempo, llegue a escribir sobre todos los álbumes que, hasta el momento, entran en esa lista. Por ahora, estar escuchando la colección de 1984 me da el pretexto para hablar de dos de ellos:

Hyaena de Siouxsie and the Banshees 


Este es el sexto disco de la banda, el único de estudio en el que participó Robert Smith. Debo haberlo comprado cuando tenía unos 14 años, junto con su siguiente álbum, Tinderbox. Ambos los escogí por que no contenían ninguna de las canciones incluidas en la compilación Once Upon A Time: The Singles, que en esa época era lo único que había escuchado de ellos. En estricto sentido, es esta antología a la que debiera reconocer como mind blowing, pero mi cabeza está conectada de tal manera que siempre exige obras completas. No obstante, la impresión que me causó me empujó a conseguir todo el material que me fuera posible. Así, llegué a un Mix Up con mis ahorros de estudiante en la cartera y comencé a revisar el escaso catálogo de Siouxsie and the Banshees que tenían. No había más que siete discos, incluyendo el Once Upon a Time y la otra compilación simpáticamente llamada Twice Upon a Time: The Jingles. Me puse a revisar los títulos de las canciones, las portadas y, tras una hora de frustración por no poder llevármelos todos, decidí comprar los que más me llamaron la atención sin tener idea de a qué me enfrentaría. 

Al llegar a casa puse el Hyaena (el diseño era más interesante que el del Tinderbox), me tiré en la cama con el booklet a la mano para seguir las letras mientras lo escuchaba y, hasta que terminó, me dí cuenta de que había ignorado por completo las dosis de cafeína y nicotina que había preparado para acompañarme en el viaje. Grave...

La primera vez que experimenté este tipo de trance fue gracias al primer álbum de Led Zeppelin (1969). Recuerdo que una vez que las notas de "You Shook Me" se desvanecieron en el aire me sentía como esas personas que han sufrido un daño emocional tan profundo que no sólo se les esconde de la memoria, sino del lenguaje, dejándoles como única alternativa para digerir el evento la ominosa repetición.

Me es imposible enumerar la cantidad de repeticiones que fueron necesarias para que estos discos "traumáticos" se convirtieran en compañeros amigables. Lo que sí sé (y supe desde un inicio) es que nunca podría dejar de escuchar y de amar a esas bandas.

El tono siniestro de los párrafos anteriores le viene bien al Hyaena (también a Led Zeppelin, en general, pues no encuentro manera de explicar tal energía sino es relacionándola con un atisbo a las más indomeñables fuerzas de la naturaleza). El primer corte, "Dazzle", es una hermosura pseudo-sinfónica, dulcísima en apariencia, pero llena de las contradicciones que diferencian la lírica de Sioux de la de Severin (mucho más tendiente a dar saltos plenos hacia lo tétrico), y que permiten que el brillo de las estrellas se entremezcle con imágenes de polvo de carbón ardiente entrando en los pulmones. A esta canción le sigue "We Hunger" con sus contundentes y profundas percusiones acompañando la violencia del deseo de poseer, de consumir a otro. El descenso no se detiene y la oscuridad se espesa conforme avanza la música. El único descanso (si, como yo, se encuentran con la versión americana) es un acuoso cover de "Dear Prudence", que parte el álbum justo a la mitad (lo cual me agrada mucho pues me ayuda a imaginar una pausa en la que doy vuelta al vinilo), para continuar con un lado B todavía más denso.



"Bring Me the Head of the Preacher Man" es la pieza que abre esta segunda parte. Como puede deducirse por el título, la letra narra la bastante sangrienta historia de la decapitación de Juan el Bautista. Severin logra vestirse con la piel de Salomé y transformar su reclamo, seguramente inspirado por Wilde, en un retrato de la misma obsesión que exuda "We Hunger", aunque va más allá, y se atreve a dislocar el tiempo para comparar esta ambición con la búsqueda de la mítica ciudad de El Dorado; con la locura (y aquí no puedo evitar pensar en Herzog) de atrapar lo inasible.


Mención especial merece "Running Town", más lúdica que sus vecinas, pero sin duda la canción en la que Sioux conjura la totalidad de sus poderes vocales. Ideal para reventar bocinas y perfecta también para reventarle a uno el corazón, sometiendo por siempre a la víctima del embrujo a una devoción absoluta. Y que decir de la pieza que cierra el álbum, "Blow the House Down", con su extrañamente lograda integración de sonidos medio orientales; métaforas en las que el trance derviche se convierte en el tremor de la tierra y el rugir de un viento que todo lo derrumban, que convierten a todo ser en un espantapájaros indefenso, listo para arder con la mínima intervención de un cerillo. El goce del caos, de la destrucción, de nuevo transformado en belleza.

Stop Making Sense de Talking Heads


El audio extraído de esta película/concierto, gloriosamente remasterizado y encerrado en un disco, fue la primera oportunidad que tuve de escuchar concienzudamente a los Talking Heads. Por supuesto, me había topado con algunos de sus éxitos en la radio, aunque no me había dejado atrapar por ellos. 

El acercamiento fue producto de una casualidad, me encontraba en un avión, condenada a un vuelo de alrededor de once horas. Regresaba a casa después de varios meses de haber vivido en Londres y estaba inconteniblemente eufórica. Durante las primeras horas intenté leer y no pude concentrarme; también quise ver una película y no pude seguir más de tres diálogos al hilo. Me rendí, traté de dormir. Imposible, ni siquiera la ginebra ayudó. Así que comencé a hojear el "menú" de entretenimiento trasatlántico que ofrecía la aerolínea. Descubrí que se habían armado media docena de "estaciones de radio" o algo parecido, pues cada una de ellas sólo transmitía dos álbumes en su totalidad.

La estación que escogí presentaba Avalon de Roxy Music (disco que nunca se me había antojado escuchar en el entendido de que la versión de Roxy Music que adoro es la setentera, enloquecida y barroca, preferentemente adornada con plumas y las travesuras de Brian Eno) y Stop Making Sense de Talking Heads. Para mi fortuna, decidí darme la oportunidad de explorar el lado más suave de Ferry y compañía, aprovechando, por qué no, la molestia de ponerme los audífonos para conocer también a los Talking Heads.

Avalon, fue una sorpresa radical. No me imaginaba que la aproximación de Roxy Music al pop tuviera esa delicadeza; que conservara el preciosismo de sus composiciones más atrevidas. La ya familiar sombra de la "nostalgia del futuro" se sentó otra vez a mi lado (por suerte viajaba en la cola del avión, sin otro pasajero que nos estorbara). No obstante (y aunque prácticamente al aterrizar corrí a comprar ambos discos), el título de mind blowing en el caso de Roxy Music le corresponde a For Your Pleasure (1973). Después del shock, y de otro vaso de ginebra, me dispuse a escuchar el mentado Stop Making Sense (la edición especial, por cierto). He de confesar que las primeras tres canciones me parecieron interesantes pero no atemperaron mi dispersión, hasta que llegué a "Found a Job" y las letras comenzaron a intrigarme. Seguí "Slippery People" con cuidado, me encantaron los coros y, de pronto, sin saber en que momento lo había hecho, me encontré de pie, recargada en el respaldo de mi asiento, simulando estar estirándome para poder bailar discretamente, poseída por el súper combo de "Burning Down the House", "Life During Wartime" y "Making Flippy Floppy".

Me senté para escuchar "Swamp", resistí la tentación de volver a levantarme durante "What a Day That Was" y casi caigo en el más adorable coma diabético a causa de "This Must Be the Place". Pero luego, otro combo mortal: "Once in a Lifetime", "Genius of Love", "Girlfriend Is Better", "Take Me to the River" y "Crosseyed and Painless". No pude más... Para diversión de las azafatas, (aunque no se veían demasiado contentas) volví a ocupar mi posición detrás del asiento, and danced my life away in the Ballrooms of Mars (cualquier pretexto es bueno para citar esta rola). Seguramente, la honorables señoritas asumieron que ya estaba ebria porque cuando les pedí que me trajeran otro gin & tonic, con el fin de tener un poco de privacidad para seguir haciendo mis desfiguros, me miraron con una helada condescendencia.

Claro está que eso no iba a detenerme. He logrado, con el paso del tiempo, convertir mi natural estupidez social en una herramienta que me permite ignorar los comportamientos aceptables cuando la ocasión lo requiere, y ese momento era crucial. Aún no puedo concebir que una persona sea capaz de escuchar el Stop Making Sense y no brincar como un resorte para inventar su propia pista de baile. Desde aquel día ese disco se ha convertido en mi método para distinguir entre los seres humanos y los alienígenas con intenciones invasoras.

Las letras, deliciosas, brillantes. La esquizofrenia de Byrne únicamente puede ser rivalizada por la de Eno (quien coescribe varios de los cortes del álbum), por la de Ferry y, en un buen día, (como diría la versión de Tony Wilson que interpreta Steve Coogan) por la de Shaun Ryder. Su inteligencia, por la de Morrissey. Muchos años han pasado desde aquella primera escucha, pero durante éstos varias de las canciones del catálogo de Talking Heads me han hecho sentir comprendida; algunas me parecen autobiográficas (lo mismo me pasa con The Smiths). "Once in a Lifetime" es, por ahora, una de las canciones que todo me lo revela:


You may find yourself living in a shotgun shack
You may find yourself in another part of the world
You may find yourself behind the wheel of a large automobile
You may find yourself in a beautiful house with a beautiful wife
You may ask yourself, well, how did I get here?
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground

You may ask yourself, how do I work this?
You may ask yourself, where is that large automobile?
You may tell yourself, this is not my beautiful house
You may tell yourself, this is not my beautiful wife
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again, after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was

Water dissolving and water removing
There is water at the bottom of the ocean
Remove the water, carry the water
Remove the water from the bottom of the ocean
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again, after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground
Into the blue again, into silent water
Under the rocks and stones, there is water underground
Letting the days go by, into silent water
Once in a lifetime, water flowing underground

You may ask yourself, what is that beautiful house?
You may ask yourself, where does that highway lead to?
You may ask yourself, am I right, am I wrong?
You may say to yourself, my god, what have I done?
Letting the days go by, let the water hold me down
Letting the days go by, water flowing underground
Into the blue again, after the money's gone
Once in a lifetime, water flowing underground
Into the blue again, into silent water
Under the rocks and stones, there is water underground
Letting the days go by, into silent water
Once in a lifetime, water flowing underground
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was
Same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was, same as it ever was

Time isn't holding us, time isn't after us
Time isn't holding us, time doesn't hold you back
Time isn't holding us, time isn't after us
Time isn't holding us...
Letting the days go by, letting the days go by, letting the days go by, once in a lifetime
Letting the days go by, letting the days go by, letting the days go by, once in a lifetime


Adenda:


La película... la película... David Byrne dentro de un traje gigantesco, las coreografías, el ingreso gradual de la banda, el montaje. A MUST WATCH! 

Sunday, June 23, 2013

Aye-yi-yi-yi!



Un par de cosas hermosas que he aprendido gracias al curso History of Rock en Coursera:

1. Comprender con toda claridad por qué Alan Freed DEBÍA ser mencionado en "Ballrooms of Mars" (*Cries*).

2. Pescar las implicaciones de la forma en que, en dos ocasiones, se interpreta "Louie Louie" en la película 24 Hour Party People (*Laughs*).


Adenda 19/03/2014

Inscripciones todavía abiertas para la ya tercera vuelta de este gran curso.

History of Rock Part 1

History of Rock Part 2

Sunday, June 09, 2013

Beware the savage jaw of 1984


Con esta nota, retrospectiva y no, comienzo el recorrido por la colección de discos publicados en 1984.

1984: El año en que se desarrolla la más brutal de las distopías. El año que, de manera juguetona, George Orwell escoge para explorar los extremos del control social, pero también al lenguaje como único vehículo para preservar, no la libertad de pensamiento, sino la mismísima capacidad de pensar; de construir un sentido de identidad y de plantarse con un "yo" en la boca frente a un sistema cimentado en la anulación de la metáfora, de la diferencia, de la connotación.

Mil novecientos ochenta y cuatro: La novela que sirve a David Bowie como inspiración del álbum Diamond Dogs (1974), al cual debo una mención especial.

Por lo regular se piensa en Diamond Dogs como un "álbum de concepto", pero lo cierto es que resulta mucho menos coherente que otros de los experimentos de Bowie en estos territorios (incluso que Aladdin Sane, uno de los más sueltos). La razón, es que este disco compila material compuesto para un proyecto fallido de transformar la novela de Orwell en una ópera rock, junto con cortes que documentan la transición del camaleón entre el glam y el "plastic soul". 

A pesar de contener "Rebel Rebel", uno de los sencillos más importantes de Bowie durante este periodo, el álbum generó muchas opiniones encontradas. Se le consideró pretencioso, desarticulado, poco serio, aunque eso no impidió que ocupara una buena posición en las listas. Los defectos del disco y todas las dificultades alrededor de su grabación, tampoco impidieron que fuera cuna de un espectáculo que pasaría a la historia por su grandiosidad.

Sin ser uno de mis discos favoritos, puedo decir que lo que me llama la atención de Diamond Dogs son sus contrastes. Por una parte, la visión casi caricaturesca de un enclave apocalíptico llamado Hunger City; los bizarros personajes que lo habitan: los diamond dogs, una suerte de fuerza represiva que mantiene la distancia entre los más privilegiados (como el personaje en turno de Bowie, Halloween Jack) y los peoploids, mutantes perseguidos por ratas "del tamaño de gatos" y condenados a sobrevivir de los desperdicios; los asombrosos resultados de la experimentación con la técnica del cut-up heredada por Burroughs en las letras. Por otra, la indiscutible posición de Bowie como un lector "de los buenos", de esos que son capaces de desentrañar, en la reescritura, los sentidos más productivos y prístinos de un texto.    

Recuerdo siempre presa del escalofrío la primera ocasión que leí Mil novecientos ochenta y cuatro, especialmente, la desesperación, la paranoia y el terror que me causaba la constante repetición de la frase "nosotros somos los muertos". Nunca pensé que un recurso narrativo en apariencia tan simple pudiera ser tan efectivo y tan cruel. Recuerdo también un taller de verano en el cual, después de haberle recetado a mis alumnos la novela, les hice escuchar algunas de las canciones de Bowie. Recuerdo, amorosamente, sus caras de angustia mientras sonaba "We Are the Dead" y recuerdo sus exclamaciones al final: ¡Qué poca madre! ¡Se siente horrible! ¡Los coros, los susurros, te persiguen, no te dejan en paz! ¡No te permiten olvidar que estás muerto, que ya te chingaron, que el Gran Hermano no te dejará escapar! Una novela completa, sí, en una canción de menos de cinco minutos...

Pero no sólo disfruto ese momento de angustia condensada, adoro la capacidad de Bowie para vestirse con otras pieles, para entrar en la mente de los "adoctrinados" y producir una declaración de alianza, fidelidad y amor como "Big Brother"; adoro el equilibrismo imposible que lo lleva a terminarla con las voces incansables de las hordas que veneran al Gran Hermano hasta la locura en "Chant of the Ever Circling Skeletal Family". Adoro también el cinismo funk de "1984"; la controversia respecto a si la letra dice "savage jaw" o "savage lure"; la supuesta idea de que la decadencia rockera promovida por Bowie en años previos se constituía, al menos en su mente, como uno de los motores que estaban impulsando a la sociedad a convertirse en un reflejo de la ilustrada por la novela.

CF y Rock, Orwell y Bowie, who could ask for more?

Saturday, June 01, 2013

Fun, natural fun


No estoy de vacaciones. Tomo un curso.


Absolutamente recomendable y muy divertido.


History of Rock Part 1


History of Rock Part 2

El profe, literalmente, rockea.

Wednesday, May 01, 2013

Oh, how I sighed when they asked if I knew his name


Tercera nota descabellada (mientras termino de redactar una más "seria"):

Como en muchas otras ocasiones, he llegado a casa a poner "Ballrooms of Mars" para consolarme del rodar de la vida. Durante la segunda escucha comencé a preguntarme si podría escribir algo para explicar por qué la canción me resulta tan especial. Tal vez, pero ya escribí muchas cursilerías y, honestamente, al señor Todd Haynes le salieron mucho mejor en la película Velvet Goldmine (1998) de lo que podrían salirme a mí en este espacio.

Sí, las sospechas son acertadas. Soy una glam rocker pobre que encontró, al igual que los miembros de Bauhaus, la solución a la falta de un diseñador personal y al temor de las posibles consecuencias que tendría abordar el metro envuelta en plumas, en el color negro. El glam (el de verdad) es mi periodo/género favorito del rock. Tanto que, si tuviera acceso a una máquina del tiempo, lo primero que haría es irme a plantar en la primera fila del concierto de despedida de Ziggy Stardust. No obstante, la rola que más amo no es de David Bowie (¡Oh, escándalo!), sino de T.Rex: La ya mentadísima "Ballrooms of Mars".

Quisiera definir a esta joya que aparece en el álbum The Slider, publicado en el mismo año que The Rise and the Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), como ejemplo de una suerte de presentimiento del destino. O bien, de la clausura, del término de una época en la cual: "For once, there was an unknown land, full of strange flowers and subtle perfumes; a land of which it is joy of all joys to dream; a land where all things are perfect and poisonous" (VG, 1998). 

La letra narra en tiempo futuro el éxito de una criatura singular, hermosa, imposible de ignorar. Predice que sus manos estarán llenas de rosas, de automóviles, pero también de viento y personas del pasado. Esta criatura le pertenece al día, mientras que la "voz narrativa" se describe nocturna, conocedora de los nombres que pronuncian las pesadillas para atrapar a los hombres, y procura hacer una advertencia. La criatura la ignora, baila, hipnotiza, es admirada (incluso por Lennon), pero algo oscuro se gesta al tiempo que la vida se deja escapar bailando en los salones de Marte; al tiempo que el lamento de la guitarra de Bolan se diluye al final de la canción. 

Melancolía es la palabra que utilizo para comprender la contradicción de sentimientos que me producen estas imágenes. Nostalgia del futuro, por parafrasear malamente a Pessoa cuando escribe: "¡qué añoranza del futuro si dejo a los ojos vulgares recibir el saludo muerto del día iluminado que se acaba! ¡Qué gran entierro de la esperanza va por el silencio dorado aún de los cielos inertes, qué cortejo de vacíos y nadas se extiende en azul encarnado que va a ser pálido por las vastas planicies del espacio blanquecino!" (Libro del desasosiego, 290). La serpiente se muerde la cola, en el ascenso se encuentra ya implicado el descenso, en la gracia la desgracia, tal como anticipa el título que escoge Bowie.

Además, hoy quisiera pensar en "Ballrooms of Mars" junto con "Lady Stardust", y no a causa de la similitud entre sus protagonistas. Me interesan más las voces de los observadores, los relatos de sus experiencias frente a la estrella en ciernes. Comparo las letras, la tristísima dulzura de las melodías. Quisiera imaginar que estas canciones ocultan una relación epistolar; una historia de amor entre The Slider y Ziggy Stardust; un testimonio de reconocimiento y un intento de cuidado; un esfuerzo por salvaguardar a la belleza de su propio veneno.


Lady Stardust

People stared at the makeup on his face
Laughed at his long black hair, his animal grace
The boy in the bright blue jeans
Jumped up on the stage
And Lady Stardust sang his songs
Of darkness and disgrace

And he was alright, the band was altogether
Yes he was alright, the song went on forever
And he was awful nice
Really quite out of sight 
And he sang all night long

Femme fatales emerged from shadows
To watch this creature fair
Boys stood upon their chairs
To make their point of view
I smiled sadly for a love I could not obey
Lady Stardust sang his songs
Of darkness and dismay

And he was alright, the band was altogether
Yes he was alright, the song went on forever
And he was awful nice
Really quite paradise
And he sang all night long

Oh, how I sighed when they asked if I knew his name 

And he was alright, the band was altogether
Yes he was alright, the song went on forever
And he was awful nice
Really quite paradise
And he sang all night long.


(Si tan sólo la noche pudiera ser más larga...)

Friday, April 19, 2013

You should have stayed at home yesterday


Escribo esta nota mientras espero a una de mis mejores amigas en un café (ahora ya tengo una libreta para este propósito). Esta noche iremos juntas a escuchar a OMD. Como me sucede con frecuencia horas antes de un concierto, estoy nerviosa. ¿Por qué? Ni yo misma me lo puedo explicar. En este caso particular, creo que tiene que ver con un cierto temor a no sentir tanta emoción como cuando tuve oportunidad de verlos por primera vez en el 2011.

Estrictamente, no soy una fanática de la banda. Los descubrí, como muchas otras cosas, escuchando la radio. Siempre me gustó "Enola Gay" (1980), y me gustó mucho más cuando comprendí que la letra pintaba un retrato de la culpa, de la co-responsabilidad, frente al horror de los bombardeos nucleares. Con el tiempo, me hice de algunos de sus discos y, cada vez que los escucho, me asombran los sonidos y las atmósferas que son capaces de extraer a sus sintetizadores. 

Lo que más aprecio, sin embargo, es el modus operandi con el que casan letras terriblemente tristes, apocalípticas, incluso violentas, a ritmos que no permiten otra cosa más que bailar y, todo esto, presentado en un empaque en que la simetría, la proporción y la racionalidad son perfectas. Por supuesto, en este sentido, mi álbum favorito es Dazzle Ships de 1983. Un fracaso comercial que explora con inteligencia los miedos ocasionados por las fantasías alrededor de la forma de vida en el "Bloque del Este" durante la Guerra Fría.

En especial, adoro la canción "Genetic Engineering" ya que, además de ser un homenaje a Kraftwerk, revisita la imaginación de algunos de los grandes autores de la Ciencia Ficción, como Aldous Huxley con su escalofriante Brave New World. A continuación, transcribo la letra:

"Efficient, logical, effective and practical 
Using all resources to the best of our ability 
Changing, designing, adapting our mentalities 
Improving our abilities for a better way of life 
Babies, mother, hospital, scissors 
Creature, judgement, butcher, engineer 
These are the little children, the future in our hands 
When all god's children on this Earth inherit all our plans 
These are the lies they tell us but this is the only way 
When all god's children on the Earth will evermore be saved 
Babies, mother, hospital, scissors 
Creature, judgement, butcher, engineer 

These are the little children, the future in our hands 
Babies, mother, hospital, scissors 
Creature, judgement, butcher, engineer 
(Babies, mother, hospital, scissors) These are the little children, the future in our hands 
(Creature, judgement, butcher, engineer) When all god's children on this Earth inherit all our plans 
(Babies, mother, hospital, scissors) These are the lies they tell us, the future's good as sold 
(Creature, judgement, butcher, engineer) In all the things we do and know, we really must be told"

Como si estas palabras no fueran suficientes para entrar en un verdadero estado de intranquilidad, agregaré que se encuentran rodeadas por una especie de marcha gozosa, sardónicamente salpicada por los nursery sounds provenientes de las secuencias rítmicas en la base de la canción. Creo que después de escucharla, no volví a conciliar el sueño de la misma manera. Eso es irrelevante pues le debo haber regresado (ya sin la verguenza del adoctrinamiento académico) a mis lecturas llenas de naves espaciales, alienígenas, robots-androides-cyborgs, realidades virtuales y demás.

También le debo, no sólo a esta canción sino al peculiar estilo de la banda, haber comenzado a prestar atención a esta aparente contradicción entre letras y melodía en el trabajo de otros músicos de la época; a vislumbrar, en la manía del baile, la desesperación frente a un mundo cada vez más cercano a su fin o, mejor dicho, frente a un mundo en constante agonía. La deuda es enorme porque la enseñanza es que, en medio del caos, de los escombros, la belleza prevalece.

Wednesday, April 17, 2013

(She always was a little bit confused)


Segunda nota descabellada rescatada de un trozo de papel reciclado y bastante anterior al 14 de abril:

Escucho el álbum Stonage Romeos (1983) de los australianos Hoodoo Gurus. Van cuatro veces que repito la canción abrelatas de la versión que conseguí. 

"I Want You Back" es justo la rola que necesitaba. Pero debo recordar que, de pronto, algunas de las guitarras a lo largo del disco me hacen pensar en los todavía inexistentes Love and Rockets. ¡Quiero más material de esta banda!

Ahora voy a repetir "Dig It Up". Sí claro, en el fondo está la figura de The Cramps, pero es tan divertida... Además, acaba de regalarme una frase más para citar cuando me preguntan por qué usualmente visto de negro: 

"I want her back
Because I look so bad, so bad in black
(Like a maniac)"

Lovely!

Tuesday, April 16, 2013

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7...


Primera nota descabellada rescatada del reverso de un ticket del supermercado:

En el álbum More Fun in the New World (1983) de X (punketos, trasnochados, angelinos, surrealistas) descubro la canción "True Love Pt. 2". En breve, es una de esas rolas en que a las bandas de Post-punk y anexas les da por experimentar, tongue in cheek, con la música Disco. Creo que los responsables de esta bizarra tradición son The Clash con "Rock the Casbah" (Combat Rock, 1982), pero sólo estoy suponiendo lo que me permite mi discoteca.

El caso es que X hace un cut-up extraordinario entre el Punk, el Disco y el Rockabilly. Además de su propia letra, aparece la de "Be Bop a Lula" y la de otras canciones que, aunque he escuchado cientos de veces, no puedo ubicar (cualquier ayuda es bienvenida). El resultado es un monstruo imposible de no bailar hasta que te detiene la sorpresa de que, en medio de todo, hacen un conteo rítmico totalmente profético de "24 Hour Party People" de los Happy Mondays.

Lo divertido es que ésta última, no sería publicada sino hasta 1987 y del otro lado del Atlántico, gracias a Factory Records. Por supuesto, a X le faltan muchas drogas para pegarle a la psicodelia de los Happy Mondays, pero el germen ahí está, poderoso y adorable.

Estoy lista para seguir bailando.

Adenda (29/07/13):

Gracias al curso de Historia del Rock me entero de que uno de los cortes en este mash-up es "Land of the 1000 Dances" de Wilson Pickett y, gracias a una escucha más, he pescado una cita a "Murder by Numbers" de The Police.

Sigo sin poder dejar de bailar.