Friday, April 19, 2013

You should have stayed at home yesterday


Escribo esta nota mientras espero a una de mis mejores amigas en un café (ahora ya tengo una libreta para este propósito). Esta noche iremos juntas a escuchar a OMD. Como me sucede con frecuencia horas antes de un concierto, estoy nerviosa. ¿Por qué? Ni yo misma me lo puedo explicar. En este caso particular, creo que tiene que ver con un cierto temor a no sentir tanta emoción como cuando tuve oportunidad de verlos por primera vez en el 2011.

Estrictamente, no soy una fanática de la banda. Los descubrí, como muchas otras cosas, escuchando la radio. Siempre me gustó "Enola Gay" (1980), y me gustó mucho más cuando comprendí que la letra pintaba un retrato de la culpa, de la co-responsabilidad, frente al horror de los bombardeos nucleares. Con el tiempo, me hice de algunos de sus discos y, cada vez que los escucho, me asombran los sonidos y las atmósferas que son capaces de extraer a sus sintetizadores. 

Lo que más aprecio, sin embargo, es el modus operandi con el que casan letras terriblemente tristes, apocalípticas, incluso violentas, a ritmos que no permiten otra cosa más que bailar y, todo esto, presentado en un empaque en que la simetría, la proporción y la racionalidad son perfectas. Por supuesto, en este sentido, mi álbum favorito es Dazzle Ships de 1983. Un fracaso comercial que explora con inteligencia los miedos ocasionados por las fantasías alrededor de la forma de vida en el "Bloque del Este" durante la Guerra Fría.

En especial, adoro la canción "Genetic Engineering" ya que, además de ser un homenaje a Kraftwerk, revisita la imaginación de algunos de los grandes autores de la Ciencia Ficción, como Aldous Huxley con su escalofriante Brave New World. A continuación, transcribo la letra:

"Efficient, logical, effective and practical 
Using all resources to the best of our ability 
Changing, designing, adapting our mentalities 
Improving our abilities for a better way of life 
Babies, mother, hospital, scissors 
Creature, judgement, butcher, engineer 
These are the little children, the future in our hands 
When all god's children on this Earth inherit all our plans 
These are the lies they tell us but this is the only way 
When all god's children on the Earth will evermore be saved 
Babies, mother, hospital, scissors 
Creature, judgement, butcher, engineer 

These are the little children, the future in our hands 
Babies, mother, hospital, scissors 
Creature, judgement, butcher, engineer 
(Babies, mother, hospital, scissors) These are the little children, the future in our hands 
(Creature, judgement, butcher, engineer) When all god's children on this Earth inherit all our plans 
(Babies, mother, hospital, scissors) These are the lies they tell us, the future's good as sold 
(Creature, judgement, butcher, engineer) In all the things we do and know, we really must be told"

Como si estas palabras no fueran suficientes para entrar en un verdadero estado de intranquilidad, agregaré que se encuentran rodeadas por una especie de marcha gozosa, sardónicamente salpicada por los nursery sounds provenientes de las secuencias rítmicas en la base de la canción. Creo que después de escucharla, no volví a conciliar el sueño de la misma manera. Eso es irrelevante pues le debo haber regresado (ya sin la verguenza del adoctrinamiento académico) a mis lecturas llenas de naves espaciales, alienígenas, robots-androides-cyborgs, realidades virtuales y demás.

También le debo, no sólo a esta canción sino al peculiar estilo de la banda, haber comenzado a prestar atención a esta aparente contradicción entre letras y melodía en el trabajo de otros músicos de la época; a vislumbrar, en la manía del baile, la desesperación frente a un mundo cada vez más cercano a su fin o, mejor dicho, frente a un mundo en constante agonía. La deuda es enorme porque la enseñanza es que, en medio del caos, de los escombros, la belleza prevalece.

Wednesday, April 17, 2013

(She always was a little bit confused)


Segunda nota descabellada rescatada de un trozo de papel reciclado y bastante anterior al 14 de abril:

Escucho el álbum Stonage Romeos (1983) de los australianos Hoodoo Gurus. Van cuatro veces que repito la canción abrelatas de la versión que conseguí. 

"I Want You Back" es justo la rola que necesitaba. Pero debo recordar que, de pronto, algunas de las guitarras a lo largo del disco me hacen pensar en los todavía inexistentes Love and Rockets. ¡Quiero más material de esta banda!

Ahora voy a repetir "Dig It Up". Sí claro, en el fondo está la figura de The Cramps, pero es tan divertida... Además, acaba de regalarme una frase más para citar cuando me preguntan por qué usualmente visto de negro: 

"I want her back
Because I look so bad, so bad in black
(Like a maniac)"

Lovely!

Tuesday, April 16, 2013

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7...


Primera nota descabellada rescatada del reverso de un ticket del supermercado:

En el álbum More Fun in the New World (1983) de X (punketos, trasnochados, angelinos, surrealistas) descubro la canción "True Love Pt. 2". En breve, es una de esas rolas en que a las bandas de Post-punk y anexas les da por experimentar, tongue in cheek, con la música Disco. Creo que los responsables de esta bizarra tradición son The Clash con "Rock the Casbah" (Combat Rock, 1982), pero sólo estoy suponiendo lo que me permite mi discoteca.

El caso es que X hace un cut-up extraordinario entre el Punk, el Disco y el Rockabilly. Además de su propia letra, aparece la de "Be Bop a Lula" y la de otras canciones que, aunque he escuchado cientos de veces, no puedo ubicar (cualquier ayuda es bienvenida). El resultado es un monstruo imposible de no bailar hasta que te detiene la sorpresa de que, en medio de todo, hacen un conteo rítmico totalmente profético de "24 Hour Party People" de los Happy Mondays.

Lo divertido es que ésta última, no sería publicada sino hasta 1987 y del otro lado del Atlántico, gracias a Factory Records. Por supuesto, a X le faltan muchas drogas para pegarle a la psicodelia de los Happy Mondays, pero el germen ahí está, poderoso y adorable.

Estoy lista para seguir bailando.

Adenda (29/07/13):

Gracias al curso de Historia del Rock me entero de que uno de los cortes en este mash-up es "Land of the 1000 Dances" de Wilson Pickett y, gracias a una escucha más, he pescado una cita a "Murder by Numbers" de The Police.

Sigo sin poder dejar de bailar.

Monday, April 15, 2013

This means nothing to me....


Ayer por la noche, en el nuevo capítulo de Doctor Who, la canción "Vienna" de Ultravox (1981) impidió la destrucción del mundo (al menos en simulacro).

Hermoso mirar cómo en plena Guerra Fría (de la cual tengo toda la vibra presente entre la música que estoy escuchando y mi desgraciado tema de tesis), frente a la amenaza nuclear, y la casi segura muerte a manos de un extraterreste, la pregunta que verdaderamente merece la pena hacer a un viajero en el tiempo es si Ultravox se desintegra.

¿Dónde esconden a los ñoños que escriben esos guiones? Me urge que sean mis amigos.

Sunday, April 14, 2013

I know, it's only Rock 'n' Roll but I like it


Quizá es un poco tarde para comenzar esta suerte de colección de notas respecto a las cosas que se me ocurren al escuchar música. Hace algunos años, me propuse poner todos los álbumes que poseo atendiendo a la cronología de su publicación. Según yo, esto me permitiría dejar de escuchar siempre mis consentidos; desenterrar los que he olvidado; valorar los que he acumulado por recomendaciones o por pose y, al mismo tiempo, aprender algo sobre el desarrollo, la historia del Rock y entender el contexto, las influencias, el lugar de los músicos a los que amo.

Bien podría ver documentales o leer libros sobre el tema. Lo hago, pero no es tan divertido, ni tan iluminador. A veces siento como si me topara con verdades universales o revelaciones místicas. No me extraña. En la música me encuentro con mi verdadero pathos y, en términos generales, es a través de una canción que me descubro víctima del síndrome de Stendhal.

En este momento, ha dejado de sonar el último disco del año 1983 que tengo catalogado: Confusion Is Sex/Kill Your Idols de Sonic Youth. Empecé este proyecto con Cadillac Daddy de Howlin' Wolf (1952) y Cow Fingers and Mosquito Pie de Screamin' Jay Hawkins (1957). De ahí, brinqué a algunas compilaciones de Frank Sinatra, Dean Martin, Little Richard, Jerry Lee Lewis, Elvis Presley. Así que los orígenes me quedan más claros por otras fuentes. No mucho, debo confesar.

Disfruté después uno de los primeros álbumes deliberadamente grabados y producidos para el sistema Super Stereo: per-cus-sive jazz, publicado en 1961. Pero es a partir de 1963 que mi discoteca toma coherencia, y no hay año posterior del que no tenga al menos un par de muestras. Los géneros también se constriñen y, como adelantaba, son en su mayoría miembros o esbirros de ese gran paraguas llamado Rock.

Bien, pues he llegado hasta 1983, luego de tres o cuatro abortos que respondieron al hecho de que invariablemente hay un punto en que la memoria no me es suficiente y todo empieza a difuminarse. Ahora comprendo que es lo normal, considerando que hay más de 800 discos en mi catálogo, y me he resignado a que no soy capaz de retener tanta información. Por ello escribo ahora.

Sin embargo, no me pienso regresar para hacer un seguimiento puntual, porque música se sigue publicando y cada día encuentro más bandas que me gustan (casi todas viejitas, claro. Qué mas da si es signo de mi edad). No terminaría nunca y quiero que me alcance la vida para escuchar, gozar, tanto lo que poseo como lo que vaya sumando en el camino.

Así entonces, es probable que lo que escriba en torno al material que tengo menos fresco (además en retrospectiva) sea un montón de tonterías supinas, producto de la cada vez menor plasticidad de mi cerebro. Lo demás, seguramente será igual, nada más que a causa de un profundo desinterés por decir "cosas inteligentes".

Lo que quiero es escribir "cosas patológicas". En otras palabras, plasmar esta fascinación apasionada y enloquecida que siento por y con la música. Comunicar los alucines en los que me embarco (si a alguien le interesa leerlos será un honor) para poder recordarlos si es que el Alzheimer o la edad me atacan de verdad. Fuera de este contexto general, presiento que el resultado serán notas sueltas sin otro orden o sistema que la propia cronología del experimento y sin otra justificación que mis tripas.

Insisto, este es un ejercicio de pasión; de mucho, mucho cariño; de lágrimas, sonrisas y gritos; de noches bailando sola en la estancia de mi casa sin parar. Es un ejercicio de bocinas reventadas, de ahorros reventados cuando se acerca un concierto, de ojos reventados por no dormir para seguir dándole vueltas a una canción.

Es un ejercicio de "autoreventamiento", pues justo cuando creo que no puedo con una emoción más; que ya no caben en mi cuerpo; que el corazón se me ha partido de tanto y tanto vivir, aparece en mi memoria un nombre, T. Rex, y basta reproducir "Ballrooms of Mars" para comprobar que estoy equivocada; que se puede sentir más allá de los temblores, del llanto, de la carcajada, del hastío, del sin sentido, del dolor, del miedo. Que no es suficiente acostarse en el piso para acoger una sensación superior al terrere. Que cualquier metáfora mística, ya sea de orden orgiástico o netamente divino, es poca cosa cuando has encontrado el veneno apropiado.

Alto. Una broma. Se me ocurre la posibilidad de jugar con este caos en un esquema y, de pasada, parodiar a Harold Bloom con su cánon occidental. Mi cánon: lleno de héroes en trajes con lentejuelas y armados con sus guitarras relucientes; lleno de demonios con largas cabelleras torturando sintetizadores; lleno de ángeles que cantan en la oscuridad mientras se arrastran por el escenario. Ya se verá... Mientras lo considero, su centro. No T. Rex, a pesar de lo que pudieran denunciar mis palabras anteriores, sino Bowie.

David Bowie, siempre.

El único, David Bowie.

David Bowie, The Morningstar.