Tuesday, July 08, 2014

Records That Blew My Mind. Part 2


1989


Doolittle de Pixies:

Este es el primer álbum completo que escuché de Pixies. Antes, mi acceso a la banda fue a través de un mixtape que me regalaron y que, también, terminó por desintegrarse dentro del estéreo a causa de tantas repeticiones.

Al tratar de recordar aquellos días, la primera rola que me viene a la mente es "Is She Weird". No forma parte del Doolittle sino del Bossanova (1990), su disco posterior, pero la melodía sirvió como un hechizo que impediría por siempre que pudiera dejar de escucharlos. En la memoria, también, encuentro felizmente tatuada "Isla de Encanta", trabajo previo contenido en el EP Come On Pilgrim (1987). No logro precisar, sin embargo, qué canciones del Doolittle contenía el mixtape en cuestión; tengo la vaga noción de que se trataba de "Monkey Gone to Heaven", "Wave of Mutilation" y/o "Here Comes Your Man". Esto pareciera denunciar que este disco no me resulta tan importante como pretende el encabezado de la nota en que he decidido incluirlo. No es así. El primero es el primero.

La rola abridora, "Debaser", es una bomba que bien podría considerarse el mejor homenaje a Un Chien Andalou jamás hecho (referente que ayuda a comprender un poco la aparentemente desarticulada escritura de Black Francis), con unas guitarras tan intensas que levantan de inmediato a bailar; himno de todos los días de desajuste y de rebeldía. Luego, "Tame", salvaje hasta el punto que cualquier black metalero le envidiaría las vocales pero, justo en el punto final de tal violencia, sigue "Wave of Mutilation", un pequeño descanso surf, aunque no por ello menos virulento.

El combo "I Bleed", "Here Comes Your Man", "Dead", "Monkey Gone to Heaven", "Mr. Grieves" y "Crackity Jones" expande la dinámica sonora establecida en el minuto con cincuenta y cinco segundos que dura "Tame". La técnica musical distintiva de Pixies (loud-quiet-loud y todas sus combinatorias), misma que estructuraría el Nevermind de Nirvana (1991), no soporta la contención del formato "canción" y sale de éste para dictarle un paso de montaña rusa al álbum.

"La La Love You" es otro pequeño descanso, no sólo por poseer un tempo más amable, sino por lo divertido que resulta escuchar una subversión cómica, sin pretensiones, del formato de la canción de amor. La dulzura del estribillo entregado por la desafinada voz de David Lovering hace corto circuito con los silbidos, los eufemismos sexuales susurrados por Kim Deal y, supongo, Francis. Al llegar al "home run" no queda más que reír y reconocer que, a veces, ese tipo de honestidad puede resultar bastante seductor.

"No. 13 Baby" y "There Goes My Gun" son un regreso a la locura. Sus estribillos, pequeñas frases que podrían gritarse hasta que la garganta quedara desgarrada si la duración de las rolas fuera mayor, me parecen de los más económicos y pegajosos producidos por Francis. Luego, la joya de la corona. La asombrosa "Hey" que, con una de las letras más ambiguas y la característica capacidad de evocar imágenes de su autor, apunta a la frecuente e infantil escisión cultural entre dos tipos de representación de lo femenino como una de las causales que dificultan construir una relación de pareja sin componentes tóxicos; a la tragedia de la repetición inconsciente y, a la desafortunadamente compartida (humana) experiencia de los amores mal avenidos. Sin embargo, cualquier cosa que pueda escribir respecto a esta canción no agota la sensación de que contiene algo más de lo que es posible analizar, escuchar o cantar. Hay algo inasible en ella; algo que sugiere profundidad, sentido y que, al mismo, tiempo resulta cálido, como la dicha de haber sido comprendido por otro.

"Silver" y "Gouge Away" cierran el disco. La primera, un fantasmal score para Western que me provoca escalofríos cada vez que Deal la puntúa con el slide de la guitarra. La segunda, otra muestra de la obsesión de Francis con los temas bíblicos y su gusto por extraer de ellos los contenidos más profanos y violentos. Ambas excelentes aunque, para mi gusto, despojadas de lustre al haber sido colocadas tras "Hey", como si a esta rola no pudiera seguirle más que el silencio de aquel que todo ha dicho.